MAGDA DONATO (1898-1966)
Bajo el seudónimo de Magda Donato se oculta la personalidad de Carmen Eva Nelken, una de las mujeres progresistas que en la España de las primeras décadas del siglo XX encarnaron modelos femeninos netamente contrapuestos al papel limitado y doméstico que la sociedad de la época imponía a su género. Nació en Madrid en 1898; pertenecía a una rica familia judía – su padre era de origen alemán y su madre francesa – que había impartido a sus hijas, Carmen y la hermana mayor Margarita, una educación moderna y liberal. El estudio de los idiomas, los frecuentes viajes al extranjero, el contacto con intelectuales de renombre, la mentalidad cosmopolita que caracterizaba su hogar, además de indudables dotes personales, llevaron a las hermanas Nelken a ocupar un puesto relevante en la cultura de la época.
Magda, desde muy joven se dedicó al periodismo; con apenas diecinueve años se hizo cargo de una sección titulada “Femeninas” en las columnas de El Imparcial, el diario de la familia Gasset; estos primeros artículos, que aparecieron desde enero de 1917 hasta junio de 1918, inicialmente centrados en la moda, fueron evolucionando y abarcaron temas relacionados con el papel de la mujer en la sociedad, la emancipación y el trabajo. En efecto estas problemáticas fueron las que Donato afrontó preferentemente a lo largo de su carrera periodística: en 1920 colaboró con España, una de las revistas culturales más prestigiosas de la época, en la que publicó una columna dedicada al feminismo.
Donato entra de lleno, con un estilo sutilmente irónico, en el debate alrededor de la emancipación femenina que animaba la vida cultural y política española y que no enfrentaba exclusivamente a conservadores y progresistas, sino que causaba luchas enconadas entre las mismas feministas. Donato, que estaba asociada a la Unión Mujeres de España, organización orientada hacia el socialismo (dirigida por María Lejárraga de Martínez Sierra) criticaba duramente el feminismo moderado y católico practicado por la Asociación Nacional de Mujeres Españolas, liderada por María Espinosa. En los años siguientes colaboró intensamente con muchos periódicos como La Tribuna, El Liberal, El Heraldo de Madrid, Informaciones, Blanco y Negro. Destacan sus artículos dedicados al trabajo femenino publicados en 1926 en El Liberal “La mujer ante el trabajo. ¿Qué profesión elegir?”, en los que defiende la necesidad de la educación femenina y el derecho de la mujer a adquirir una dignidad personal gracias al trabajo.
En su labor periodística Donato se interesa también por el mundo del teatro: publica muchas entrevistas a personajes de la farándula y se encarga, para la página cultural de El Heraldo de Madrid, de una sección de crítica teatral “Lo decorativo en la escena” (1926-1927). Además de dedicarse al periodismo, en estos años publica algunos cuentos largos en la colección La Novela de hoy (La Carabina, 1924 y Las otras dos, 1931). Su pasión por la escena no es exclusivamente de tipo periodístico o crítico; Donato, amiga y colaboradora del gran renovador del teatro español, Cipriano de Rivas Cherif, participó en espectáculos dentro del circuito de los teatros de aficionados. Su interés por el teatro renovador la llevó a colaborar con varias iniciativas experimentales como El Mirlo Blanco y El Cántaro Roto.
Como periodista, desde 1928 trabajó de manera casi exclusiva para el diario Ahora y el semanario Estampa. El 14 de junio de 1931, dos meses exactos después de la proclamación de la República, comenzó en las páginas de Ahora la publicación de un reportaje realizado por Magda Donato viajando por varias regiones españolas para observar directamente la vida de la mujer. “Cómo vive la mujer en España” está integrado por una serie de artículos que, con una aproximación de tipo antropológico, se proponen descubrir cuáles son las condiciones de la vida real de las españolas. Se trata de conocer directamente las diferentes modalidades de vida en distintos ámbitos geográficos, pero también de observar la evolución que la existencia femenina ha tenido en los últimos años. Este planteamiento geográfico-histórico abre para los lectores una puerta sobre el mundo cotidiano y privado de mujeres de distintas clases sociales y se coloca dentro de una línea presente en los periódicos de la época, que proponen frecuentemente modelos de vida doméstica configurando una nueva visión de la función femenina. Las primeras entregas están dedicadas a Castilla y exploran la vida cotidiana de mujeres que pertenecen a ambientes económicos muy diferentes; las demás series de reportajes están dedicadas a Cataluña, Asturias y Galicia. La representación, podríamos decir “cartográfica”, que la escritora va construyendo a través de sus artículos presenta de manera evidente una doble polaridad: son muchos los textos que contraponen la vida tradicional a la vida moderna.
Otra serie de reportajes de indudable importancia, publicados en Ahora, son los que la escritora llamó “reportajes vividos”: la periodista vivía de incógnito en un determinado ambiente por algún tiempo y luego relataba a los lectores sus experiencias y sus impresiones. Estos artículos fueron saliendo a lo largo de cuatro años (1932-1936) y se interrumpieron a causa de la Guerra Civil; son en su mayoría un testimonio del interés de la escritora por participar en un proyecto político que se proponía la mejora de las condiciones de vida de las clases populares. Donato muestra desde adentro la vida en un manicomio, en la cárcel de mujeres, en un comedor para indigentes y en un albergue de mendigas. Otros reportajes abordan temas menos dramáticos como las giras de las compañías teatrales de baja categoría o la cirugía estética.
Desde 1917 Donato empezó una relación con Salvador Bartolozzi, dibujante y escenógrafo muy conocido en la época, que sería su compañero de toda la vida; junto a él la escritora cultivó otro interés que es la literatura infantil. Escribió y adaptó cuentos para niños que se publicaron en muchos periódicos y revistas; destaca su colaboración con Los Lunes del Imparcial (1920-1921). Colaboró intensamente con su compañero y a veces es difícil separar claramente el aporte de cada uno en los textos publicados; los dos artistas trabajaron juntos escribiendo historias ilustradas para niños cuyos dibujos eran firmados por Bartolozzi mientras los textos eran fruto de la colaboración. Entre estas creaciones se encuentran Las Aventuras de Pipo y Pipa (un niño y su perrita) – historietas que se publicaron en la revista Estampa a partir de 1928 -, y luego Pinocho, reelaboración del protagonista de la novela del escritor italiano Collodi, un muñeco de madera que vive en España nuevas aventuras. Más adelante, estos personajes abandonaron el papel impreso y se convirtieron, gracias a sus creadores, en personajes teatrales: había nacido el “Teatro Pinocho” que se inauguró en Madrid en la Navidad de 1929. En un primer tiempo los espectáculos fueron creados para marionetas y luego actores en carne y hueso interpretaron los distintos papeles. Este teatro para niños, que aplicaba una fórmula renovadora, tuvo un éxito extraordinario. Algunos de sus textos teatrales se publicaron como El bloqueo del castillo de Catapún (1924), El duquesito de Rataplán (1925) y Pipo, Pipa y el lobo tragalotodo (1936).
Al acabar la Guerra Civil, Donato y Bartolozzi se exiliaron. En un primer momento vivieron en París y luego lograron salir para México en 1941. Allí continuó la actividad artística de la pareja; Donato publicó algunos libros para niños (La estrella fantástica, 1944; El niño de mazapán, 1944;Pinocho en la isla de Calandrajo, 1945), organizó espectáculos infantiles y se dedicó a trabajar como actriz de teatro, cine y televisión. En 1950 su compañero murió; Donato siguió dedicándose principalmente al mundo teatral. En 1960 fue galardonada con el premio a la mejor actriz por su interpretación en la obra Las sillas de Ionesco, texto que ella misma había traducido del francés. Cuando enfermó, decidió instituir un premio literario para jóvenes actores y autores teatrales; el “Premio Magda Donato” se entregó durante 23 años en la Asociación Nacional de Actores. En 1966 falleció en Ciudad de México.
Margherita Bernard
Artículos de Carmen Eva Nelken