Considerada como una de las primeras corresponsales de guerra españolas, Sofía Guadalupe Pérez de Eguía Casanova nació en 1861 en A Coruña, en el seno de una familia aristocrática, de cierto bienestar económico. Tras la temprana muerte del cabeza de familia, la madre decide trasladarse a Madrid en 1876 y, una vez en la capital, la joven Sofía, que ya había publicado sus primeros poemas en El Faro de Vigo, estableció amistad con los poetas Ramón de Campoamor, José de Echegaray y Gaspar Núñez de Arce. En 1885 sale a la luz su primer poemario, Poesías, que alcanzó notable repercusión entre la crítica especializada de la época, ante la cual Sofía destacaba por su decisión e inteligencia
Su matrimonio, en 1887, con el filósofo polaco Wincenty Lutoslawski, cambió para siempre su vida. Sofía optó por acompañar a su esposo, que realizaba distintas tareas académicas en los países de Este de Europa, de modo que, la todavía incipiente poeta, viviría a intervalos en ciudades como Varsovia, Londres, Kazan o Moscú. En 1894, ya madre de tres hijas, Sofía publica su primera novela, El doctor Wolski, a la que siguieron una serie de cuentos y distintos artículos de opinión acerca de la vida en Polonia y Rusia, los cuales fueron publicados en periódicos como Revista Gallega, Galicia moderna, España Artística y Revista contemporánea. La temprana muerte de una de sus hijas, en 1895, influyó para que el matrimonio Lutoslawsky se instalara durante algunos años en Galicia, patria añorada siempre con nostalgia por Sofía, y en la que nacería su cuarta y última hija. En 1899, Sofía regresa con sus hijas a Cracovia, siguiendo a su esposo, a pesar de que la situación personal entre ambos se presumía, ya por entonces, difícil y distante. No obstante, la intensa dedicación a la literatura y al periodismo ocuparía todo su tiempo desde ese momento. Siempre nostálgica de su patria, en 1907 Sofía regresa a Madrid e inicia una intensa labor como colaboradora en la prensa más destacada del país (El Liberal, El Imparcial, La Tribuna y Prometeo), además de publicar en 1913 una recopilación de artículos con el título de Exóticas. Las continuadas estancias en España, que Sofía había procurado desde su matrimonio, se suspenden tras su definitivo traslado a Polonia en 1914, en vísperas de la Primera Guerra Mundial. Todavía regresa a España en 1919, con una salud muy precaria debido a una serie de vicisitudes vividas en San Petersburgo durante los años de la Revolución Bolchevique, que Casanova experimentó en primera línea y sobre la que publicó dos obras: De la Revolución Rusa en 1917 (1917) y La revolución bolchevista (diario de un testigo) (1920).
Sofia Casanova era una reconocida escritora en Madrid en la primera década del siglo XX, lo cual, junto a sus admirables colaboraciones en la prensa de la época, propiciaron que el diario madrileño ABC le ofreciera el puesto de corresponsal desde el Este de Europa, trabajo que ella acometió con diligencia y precisión en 1915 y que mantuvo hasta 1936, cuando, con motivo de la guerra civil, el diario madrileño desapareció temporalmente. Como quiera que sea, los artículos de Casanova enviados a Madrid desde Polonia, Minsk, San Petersburgo, Moscú, durante la I guerra mundial y durante la revolución rusa, constituyen un documento indispensable para conocer, desde un punto de vista neutral, dado el ideario de no intervención del diario ABC, unos acontecimientos que transformaron Europa en la primera mitad del siglo XX. Asuntos tan diversos como la política europea, la situación en los frentes y hospitales, la vida diaria en ciudades como Moscú o Varsovia, los actos heroicos de los implicados en la guerra, los sucesos más desgarradores acontecidos en diversos puntos de la geografía afectada por los conflictos bélicos son tratados por la pluma de Casanova desde una perspectiva personal, buscando, como no podía ser de otra manera, la simpatía de los lectores hacia las víctimas más directas— niños y mujeres—de tales conflictos.
Si los inicios de Casanova como periodista desde Polonia habían respondido al propósito de informar a sus amistades españolas de los hábitos y costumbres de unos países alejados de la península, lo cierto es que, a lo largo de su extensa carrera como corresponsal, abordó en sus crónicas para ABC los temas más controvertidos de un modo directo, apasionado y resuelto, imprimiéndoles un sello definitivamente personal.
De vuelta a Polonia y terminada la I Gran Guerra, siguió publicando literatura infantil y testimonial: Viajes y aventuras de una muñeca española en Rusia (1920), En la corte de los Zares. Del principio y fin de un imperio (1924); parte de sus colaboraciones con ABC y Blanco y Negro— suplemento semanal de este diario—salen a la luz en la obra De Rusia: amores y confidencias (1927), que constituye el cuarto y último volumen de sus obras completas. En 1938 permanece un corto período de tiempo en Galicia, desde donde experimenta la tragedia de la guerra civil española, y no sin enorme tristeza sale para Polonia, país en el que se produciría, con el advenimiento de la Segunda Guerra Mundial, la pérdida de seres queridos y de pertenencias materiales.
Sofía Casanova murió en Poznan (Polonia) el 16 de enero de 1958 dejando una copiosa obra, que en la actualidad es objeto de numerosos estudios y análisis.
Concepción Bados Ciria
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