El 28 de diciembre de 1874 nace en San Millán de la Cogolla María de la O Lejárraga García, más conocida en el mundo de las letras como María Martínez Sierra desde que decidiera adoptar los apellidos de su marido para firmar su obra. Su padre, Leandro Lejárraga, era médico rural y siendo María todavía muy niña obtuvo plaza en la provincia de Madrid. La familia se instala en la capital, de donde era su madre, Natividad García, en 1880.
Cursa estudios de magisterio primero en la Asociación para la Enseñanza de la Mujer y después en la Escuela Normal de Madrid. Obtiene plaza de maestra en la Escuela Modelo de la capital y ejerce esta profesión desde 1897 hasta 1907. Las experiencias de estos años, tanto en las instituciones donde cursó sus estudios como en el ejercicio de su profesión en un barrio de clases populares, despertaron ese interés por la educación, la justicia social y la igualdad que marcaría su vida y que, más adelante, la acercaría al socialismo y la lucha por la educación y los derechos de la mujer. En 1899 publica el único libro firmado con su nombre, María de la O Lejárraga: Cuentos breves. Lecturas recreativas para niños. Se trataba de una colección de cuentos infantiles que manifiestan su vocación pedagógica; algo que no perderá nunca aunque deje de ejercer la profesión.
En 1897 conoce a Gregorio Martínez Sierra, con quien se casa tres años después. En seguida inician una colaboración literaria que, antes de su boda, dará como fruto la publicación de cuatro libros firmados por Gregorio. A partir de este momento, todas las obras que salen de la mano y la inspiración de María Lejárraga llevarán en la portada el nombre de Gregorio Martínez Sierra con la única excepción del libro de ensayos La mujer española ante la República, en 1931. Cuando ella recupere su nombre como autora tras la muerte de Gregorio en 1947, y en la obra citada de 1931, lo hará con el de María Martínez Sierra, que mantendrá hasta el fin de su vida.
Muchos estudios se han ocupado de esta ocultación de María tras el nombre de su marido a lo largo de casi toda su obra literaria, por lo demás extensa y variada. Obras de teatro, libretos de ópera y zarzuela, novelas, ensayos, conferencias, discursos y artículos de prensa aparecen firmados por el intelectual y director de escena Gregorio Martínez Sierra, a pesar de ser María la verdadera autora de todos ellos: algo sabido sotto voce por sus coetáneos y reconocido hoy por la crítica sin discusión alguna. La propia autora justifica esta situación insólita y contradictoria con sus ideas en su autobiografía Gregorio y yo. Medio siglo de colaboración, publicada en 1953. La reacción ante la indiferencia con que su familia recibió el primero de sus libros, la presión de un contexto social hostil a la mujer escritora y el profundo amor a su marido son las tres razones que una María “anciana y viuda” señala como causa de la automarginación que la joven María se impuso a sí misma hasta el punto de marcar su vida. Sean estas u otras las razones, lo cierto es que la decisión de María Lejárraga de ocultarse tras el nombre/seudónimo de “Gregorio Martínez Sierra” fue su respuesta personal a una situación problemática, causada por un entramado de tensiones de índole social, personal, familiar, ideológica y hasta económica. Respuesta bien distinta de las de otras mujeres escritoras, que no debe, sin embargo, condicionar el estudio y conocimiento de una obra tan destacada e interesante para la historia de la literatura y el pensamiento feminista en España.
Comienza escribiendo novela y teatro, y colaborando con Gregorio en diversos proyectos editoriales y culturales, siempre vinculados a los movimientos de renovación literaria; entre estos destaca la fundación de la revista modernista Helios en 1903, junto con Juan Ramón Jiménez – con quien le unió una gran amistad-, Pedro González Blanco y Ramón Pérez de Ayala, y la dirección editorial de la Biblioteca Renacimiento. En cuanto a la creación literaria, hasta que María abandona su trabajo como maestra publica un buen número de obras, muchas de ellas colecciones de piezas breves: Sol de la tarde, en 1904, y Teatro de ensueño en 1905, son sendos ejemplos de ello en narrativa y teatro. La frágil salud de su marido la impulsa a pedir una beca de la Escuela Normal Central para conocer nuevos sistemas pedagógicos, y en 1905 salen de España en un largo viaje por Europa que será muy importante en la trayectoria personal y profesional de María, especialmente su estancia en París y Bruselas.
Si el reconocimiento literario le llega con la novela Tú eres la paz, de 1906, el éxito en el mundo del teatro se produce con el estreno en 1911 de Canción de cuna. A partir de aquí se suceden una serie de títulos que consolidan el prestigio de la firma “Gregorio Martínez Sierra” gracias a la feliz articulación de los textos de María y la innovadora y acertada dirección escénica de Gregorio, ya que fue aquí donde este hombre de teatro realizó sus mejores aportaciones.
Pero mientras María sigue escribiendo obras de teatro y narrativa con desigual fortuna entre público y crítica, comienza a afianzar su personalidad en el mundo del ensayo, la actividad política y el feminismo. Publica artículos en la prensa que luego se recogerán en libros como Cartas a las mujeres de España y Feminismo, feminidad, españolismo; comienza a participar en el movimiento feminista nacional e internacional de manera activa, y es nombrada secretaria del comité español de la Alianza Internacional del Sufragio Femenino. Hasta 1931 escribe artículos y conferencias, participa en congresos y asociaciones y ocupa un lugar destacado en la actividad del Lyceum Club presidido por María de Maeztu desde 1926.
Aunque en 1922 se había separado de Gregorio, continúa escribiendo para él todo lo que este le pide. Sin embargo, a partir de 1932, en que “Gregorio Martínez Sierra” publica su último libro de ensayos Nueve cartas a las mujeres, cesa en su producción literaria y con la instauración de la República se entrega exclusivamente a la causa del socialismo y el feminismo. En 1931 funda la Asociación Femenina de Educación Cívica, entra a militar en el Partido Socialista de la mano de Pablo Iglesias y publica el libro de ensayos La mujer española ante la República con el nombre de María Martínez Sierra. Entre 1931 y 1933 trabaja activamente a favor del sufragio femenino, da conferencias en el Ateneo de Madrid y recorre España haciendo propaganda del PSOE en la campaña electoral de 1933, lo que explica en su libro Una mujer por los caminos de España publicado ya el exilio, en 1952. En estas elecciones resulta elegida diputada por Granada y tiene una destacada actuación en las Cortes, pero dimite de su escaño en 1934 como protesta ante la represión minera de Asturias. Pasa a formar parte del Comité Nacional de Mujeres contra la Guerra y el Fascismo, a cuyo frente estaba Dolores Ibárruri. En 1936 es nombrada agregada comercial del Ministerio de Agricultura, Industria y Comercio en Berna, y un año después se traslada a Bélgica donde se hace cargo de los niños refugiados que llegan a este país.
El resultado de la guerra civil la lleva al exilio, primero en Francia y después en Estados Unidos y México, hasta que en 1951 llega a Buenos Aires donde permanece hasta su muerte, sin regresar a España en ningún momento. Durante ese periodo se gana la vida como escritora y traductora y publica sus dos obras autobiográficas Una mujer por los caminos de España y Gregorio y yo. En esta última narra su vida como escritora y desvela la verdad de sus relaciones con Gregorio. Muere en Buenos Aires pocos meses antes de cumplir los cien años.
Los artículos aquí recogidos son una pequeña muestra de su destacada presencia en la prensa periódica, donde no solo publica artículos de opinión sino también pequeñas piezas dialogadas, crítica literaria y temas dedicados a las mujeres.
María Victoria Sotomayor Sáez
Artículos de María de la O Lejárraga:
CARTAS A LAS MUJERES DE ESPAÑA