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María de Echarri (1878-1955)

MARÍA DE ECHARRITal vez pueda sorprender que en una antología de escritoras colaboradoras de la prensa, en los primeros decenios del siglo XX, esté presente María de Echarri, una figura de renombre en el entorno religioso-social de su época, que por su fuerte conservadurismo ideológico y su propia personalidad queda habitualmente excluida de los estudios que sobre la literatura y el periodismo femeninos del primer tercio del siglo XX abundan en la actualidad. La exclusión de esta escritora y de los contenidos de su obra, así como de algunas publicaciones periodísticas en las que  escribe, sobre todo las relacionadas con instituciones y movimientos católicos del momento, pueden provocar una visión errónea de lo que fue la realidad, pues no hay que olvidar que la prensa conservadora, y más la vinculada a la Iglesia católica, tenía gran facilidad de difusión y, por lo tanto, contaba con un público fiel y numeroso, sobre todo cuando iba dirigida a amplios círculos de la mujer, tan dependiente moral e ideológicamente de los poderes eclesiales. De ahí que, en una visión del panorama de la prensa de esas décadas, no pueden faltar dichas publicaciones nacidas al amparo de la influencia de la Iglesia. Es este uno de los motivos que justifican la presencia de María de Echarri en esta Antología. Pero, fundamentalmente, la avalan sus múltiples actividades, siempre relacionadas con el catolicismo social orientado hacia la mujer y, particularmente –es lo más relevante en la autora-, dirigido a la mujer obrera, a la que defiende de los abusos laborales no solo a través de sus escritos, sino fundando sindicatos y propulsando mejoras como la famosa “ley de la silla”. Estas inquietudes se reflejan tanto en sus colaboraciones periodísticas y en sus conferencias como en su obra literaria: ensayos y narrativa, una parte de la cual se puede incluir en la literatura social de la época, siempre desde contenidos católicos.

Nacida en El Escorial (Madrid), en 1878, María de Echarri participó intensamente desde muy joven en el activismo social católico, derivado de la preocupación que el mundo del proletariado despierta en la Iglesia, a partir de la Carta encíclica Rerum novarum  del Sumo Pontífice León XIII sobre la situación de los obreros, promulgada el 15 de mayo de 1891, es decir, en el momento de pleno auge de los movimientos proletarios, impulsados por los grupos y partidos de ideologías de izquierda. Pero las actividades de María de Echarri van más allá de su  preocupación por la mujer obrera. Destaca su presencia en asociaciones dirigidas por mujeres de la burguesía católica, vinculadas a grupos religiosos, en el auge de un movimiento femenino católico que intentaba contrarrestar la influencia de las asociaciones femeninas progresistas, como la Asociación Nacional de Mujeres Españolas, que, dirigida en sus primeros años por María Espinosa de los Monteros, es criticada, precisamente, por María de Echarri en el artículo aquí reproducido, “Crónica del movimiento católico femenino”, publicado en la Revista Católica de cuestiones sociales, en 1919. En este artículo rechaza el programa de la Asociación Nacional de Mujeres Españolas por considerar que suponía  “la destrucción del hogar” y defiende, por el contrario, los Sindicatos Obreros Femeninos de la Inmaculada, que ella misma había contribuido a fundar en defensa de las obreras. No es casual que al firmar este artículo añada el cargo que ocupaba en ese momento: Auxiliar de la Inspección de Trabajo. Efectivamente, María de Echarri llevó la lucha por  sus principios no solo en el seno de las asociaciones religiosas, sino en el plano público, ocupando cargos políticos.

Su vida fue intensa. Entre otras actividades, asistió como ponente a numerosos Congresos Católicos Sociales por varios países de Europa; fue Secretaria Nacional de los Congresos Católicos Internacionales sobre la Protección de las Jóvenes, y sobre Represión de la Trata de Blancas; trabajó en el secretariado de la Acción Católica de las Mujeres de España; colaboró con el Padre Poveda en su obra pedagógica y social; etc. Pero, como ya se ha indicado, es de destacar su labor en el plano político-social, dirigida a la mejora de la situación de la mujer obrera. En este sentido, funda, en 1912,  el primer Sindicato Católico Femenino de España, el Sindicato de la Inmaculada, que promocionará en su novela Diario de una obrera, publicada en el mismo año. Igualmente, promueve mejoras sociales en favor de las trabajadoras como la Ley de la Silla, promulgada en febrero de 1912, como recoge laGaceta de Madrid y toda la prensa de la época; por esta ley, el empresario estaba obligado a proporcionar una silla a sus trabajadoras. En 1918, fue una de las dos primeras mujeres españolas nombradas Inspectoras del Trabajo -como Auxiliar de la Inspección de Trabajo, se presenta ella- por el Presidente del Instituto de Reformas Sociales. Así hacía realidad su exigencia, expuesta en sus conferencias, en la prensa y también en la citada novela, Diario de una obrera, de que las obreras fueran atendidas por inspectoras en lugar de inspectores.

En 1924, es elegida Concejal del Ayuntamiento de Madrid, siendo también una de las tres primeras mujeres que ocupan concejalías en dicho municipio. Adviértase la defensa que hace en el artículo, aquí reproducido, de 1926, “Una institución simpática”, de una iniciativa del Ayuntamiento madrileño: los comedores de madres lactantes. Es, igualmente, una de las tres mujeres que entran en la Asamblea Nacional, a iniciativa de Primo de Rivera, en la sección de Cuestiones Sociales, Beneficencia y Sanidad.

Paralelamente, María de Echarri es una escritora prolífica. Además de sus traducciones del inglés, italiano y francés, escribe libros religiosos, como Las Siete palabras de Jesucristo aplicadas a la humanidad (1901), La Terciaria según el espíritu de San Francisco (1914), La Madre Maria Eugenia de Jesús, fundadora de la Congregación de la Asunción (1918); cultiva la literatura infantil, en la misma línea religioso-moral: Consejos del Niño Jesús a los pequeños (1907), Narraciones para Niños (1909), Las vacaciones de Elena y otras narraciones  (1915), La palomita azul (1930); y es autora de varias novelas breves y extensas, destacando la ya citada Diario de una obreraFolleto de propaganda social (1912), en la que, con una leve trama, y en forma de diario de la protagonista, muestra las duras condiciones laborales de la “obrera de la aguja”, denunciando los abusos en salarios y horarios (1 peseta por 10 horas de trabajo), mala salubridad del lugar de trabajo y de sus propias viviendas, etc. A la vez, critica a los sindicatos socialistas y ofrece como solución el Sindicato Católico de la Inmaculada que ofrece a las mujeres trabajo, formación religiosa y laboral, e incluso una Caja de Ahorros y una cooperativa que les garantiza la seguridad en el futuro.

Por otra parte, están sus colaboraciones periodísticas, siempre desde su ideario social católico y sobre la mujer. Escribe en El Debate; en el Noticiero Universal   en La Vanguardia de Barcelona, en la Gaceta de Cataluña; también en Ya, en ABC, en el Diario Vasco y en otros diarios locales. Es frecuente su firma en revistas femeninas de gran difusión, como Ellas o la edición española de la revista neoyorkina Pictorial Review, de la que procede su artículo “La mujer española. Sus orientaciones y su porvenir”, reproducido en esta Antología. Y es, sobre todo, colaboradora habitual de numerosas publicaciones del movimiento católico como la Revista Católica de cuestiones sociales, o El Universo de acción católica y de cultura general, en las que publicó, respectivamente, “Crónica del movimiento católico femenino” y “Una institución simpática”, artículos también transcritos en la presente Antología. Los tres artículos citados reflejan sus inquietudes por la mujer que se pueden resumir, por una parte, en una defensa del derecho de la mujer a adquirir una educación y una cultura, que beneficia al hombre y a los hijos en cuanto que fundamentalmente valora a la mujer en su función de madre, esposa, y pilar del hogar cristiano. En este sentido, rechaza el feminismo progresista y ciertas modernidades en la mujer. Por otra parte, lo más relevante es su continuada defensa de los derechos de la mujer obrera, desde los principios del catolicismo social, defensa que, como escritora y periodista, sitúa a María de Echarri en un lugar destacado de la literatura social de las primeras décadas del siglo XX. Falleció en San Sebastián, en 1955.

 

                                                                       Ángela Ena Bordonada

 

Artículos de María de Echarri

 

Sofía Pérez Casanova - Educación y Poesía   LA MUJER ESPAÑOLA. SUS ORIENTACIONES Y SU PORVENIR

Sofía Pérez Casanova - Educación y Poesía  CRÓNICA DEL MOVIMIENTO CATÓLICO FEMENINO

Sofía Pérez Casanova - Educación y Poesía   UNA INSTITUCIÓN SIMPATICA

 

Información sobre el/la investigador/a

Catedrática de la Facultad de Filología de la Universidad Complutense, donde imparte clases de Literatura Española.   Leer más >