La biografía de esta escritora está marcada por la intensidad, la pasión y la energía con la que participó en la vida cultural y política de la primera mitad del siglo XX, imponiendo su figura, a veces contradictoria y polémica, en un periodo determinante de la historia española. Margarita Lea Nelken Mansberger nació en 1894 en Madrid en el seno de una rica familia de joyeros judíos; en el ambiente cosmopolita de su hogar – sus padres eran de origen alemán y francés – recibió, junto con su hermana Carmen Eva, una educación esmerada. Aprendió desde niña varios idiomas; estudió con profesores particulares superando los exámenes del bachillerato francés por libre; sus inclinaciones artísticas la llevaron a París donde estudió piano y pintura, siendo condiscípula del célebre muralista mexicano Diego Rivera. Su vocación como pintora se vio frustrada por una enfermedad en la vista que sin embargo no le impidió emprender una carrera en la crítica de arte, musical y literaria que fue una de las actividades que desempeñó con más continuidad a lo largo de su vida. Fue una muchacha muy brillante y precoz: a los 15 años publicó su primer artículo sobre los frescos de Goya en San Antonio de la Florida, en la revista The Studio, de Londres. En 1915 empezó a colaborar asiduamente en distintos medios españoles – Blanco y Negro, La Esfera, Nuevo Mundo, La Ilustración Española y Americana– y extranjeros – Mercure de France, L’Art et les artistes, L’Art Décoratif, The Studio, Die Kunst. Colaboró también con varios periódicos argentinos como La Razón, La Prensa y El Hogar. Sus conocimientos en el campo del arte la llevaron a escribir su primer libro Glosario (Obras y artistas) publicado en Madrid en 1917. A lo largo de los años dictó innumerables conferencias sobre pintores; durante diez años fue encargada de los cursos de pintura del Museo del Prado.
En 1915 nació su hija Magda; el hecho de tener una niña sin estar casada y sin esconderlo, estaba muy mal visto en la época y provocó muchos comentarios malévolos. Margarita nunca reveló la identidad del padre y – atacando la mentalidad burguesa de su entorno – se fue construyendo una imagen de mujer sentimentalmente y sexualmente libre, indudablemente más promiscua de lo que era en realidad.
Hacia finales de la década de los diez puso de relieve sus inquietudes sociales y su interés por la condición de la mujer; fundó, en 1918, la “Casa de los niños de España” donde se atendían durante el día a los hijos de las mujeres trabajadoras, solteras o casadas. Las polémicas que esta institución provocó en los sectores más conservadores de la sociedad llevó su cierre dos años después porque, a pesar de sus esfuerzos, la escritora no pudo encontrar lo fondos necesarios para mantenerla.
En 1921 nació su hijo Santiago, fruto de su relación con Martín de Paúl con quien se casaría en 1933, cuando este obtuvo el divorcio de su primera mujer. Este mismo año Margarita Nelken publicó en Barcelona La condición social de la mujer en España cuyas ideas avanzadas provocaron una áspera polémica; algunos de sus capítulos habían formado parte de charlas pronunciadas anteriormente por la escritora y experimentada conferenciante, que tenía el objetivo de mejorar las condiciones de vida de las mujeres difundiendo la cultura, la higiene y promoviendo la defensa de sus derechos. En los años veinte, a las actividades ya mencionadas se suma la creación literaria: publicó entre 1922 y 1926 varios cuentos y novelas breves (La aventura de Roma, Mi suicidio, Una historia de adulterio y otras más) y en 1923 salió su primera novela larga, La trampa del Arenal. Un Madrid popular y castizo es el fondo sobre el que se desarrolla la historia de la muchacha humilde que, en lugar de ser seducida, seduce, invirtiendo, desde una óptica que no ve a la mujer como víctima, las relaciones tópicas del estudiante y la modistilla.
Mientras sigue su actividad como crítica de arte, publicó otras obras que aumentaron su prestigio: En torno a nosotras (1927), Tres tipos de vírgenes (1929), Johan Wolfganf von Goethe (1928) y Las escritoras españolas (1930). Es incansable en su labor como conferenciante, demostrando una gran elocuencia, y sus disertaciones son controladas de cerca por la policía, que teme sus ataques a las autoridades y a las fuerzas reaccionarias. La escritora se acerca cada vez más a las izquierdas y aparece implicada en los conflictos obreros: es ella quien organiza la primera huelga de cigarreras en Madrid. Después de la proclamación de la República en 1931, Margarita Nelken se presenta a las elecciones y es elegida como diputada del PSOE por Badajoz; interviene con su vehemencia habitual en muchos debates en favor de la ley de divorcio, de la supresión de la asistencia de los religiosos a los presos, de la igualdad jurídica de la mujer. Con respecto a la difícil cuestión del sufragio femenino se manifestó en contra de su concesión, considerando que las mujeres españolas no estaban suficientemente preparadas para asumir esta responsabilidad libremente. Por su intervención en los trágicos acontencimientos de Asturias, en 1934 se tiene que exiliar y se traslada primero a París y luego a Moscú donde permanece un año junto con sus hijos. En Rusia traba amistad con personalidades importantes del régimen comunista y estudia la situación de la mujer en ese país, que considera un modelo de emancipación femenina. Cuando vuelve de Moscú, en 1936, se acerca políticamente a los comunistas, iniciando un giro ideológico que se concretaría durante la Guerra Civil; en este mismo año publica Por qué hicimos la revolución, en el que explica la génesis y el desarrollo de la Revolución de Octubre de Asturias.
Durante la contienda civil, Margarita Nelken se convierte en una de las figuras más destacadas de la resistencia; en 1936 lanza una campaña para levantar el ánimo de la población desmoralizada ante el avance de las tropas franquistas: visita los frentes, colabora en la formación de compañías de milicianas, visita a los heridos en los hospitales, asiste a concentraciones, organiza actos. De todas estas actividades tenemos constancia en los reportajes que se publican en la revista Estampa, con la que sigue colaborando. Al mismo tiempo interviene activamente en la campaña “Salvar a los niños” que envía a los niños españoles al extranjero para salvarlos de los horrores de la guerra. Hasta el final de la contienda su actividad es asombrosa: trabaja para lograr el apoyo a la España Republicana interviniendo en el Comité Mundial de Mujeres contra la Guerra y el Fascismo, la II Conferencia Nacional de Mujeres Antifascistas, el Congreso de Escritores Antifascistas, y, en 1938, viaja a México para participar a un Congreso Antifascista del que es uno de los vicepresidentes.
En febrero de 1939 Margarita Nelken inicia su exilio en Francia; durante algunos meses vive en la embajada mexicana de París, gestionando el rescate de su hijo Santiago que, a pesar de la joven edad, se había enrolado como voluntario en el ejército republicano. En noviembre del mismo año Margarita, junto con su madre, su hija y su nieta se embarca para México. Su hijo permanece en Amsterdam con su padre y luego se marcha a la URSS donde decide estudiar ingeniería. Margarita no volverá a ver a su hijo que se incorporaría como voluntario en el Ejército Rojo y moriría en el frente, durante la guerra mundial, en 1944.
En el exilio fue bien acogida por los medios políticos y culturales mexicanos; colaboró hasta el final de su vida con los más importantes periódicos y fue uno de los críticos de arte más considerados. Durante los primeros años del exilio se mantuvo fiel al socialismo soviético: en 1943 publicó Las torres del Kremlín, un apasionado elogio del régimen comunista y de Stalin. Su alejamiento de la URSS tendrá lugar después de recibir la noticia de la muerte de su hijo, un golpe al que la escritora consigue sobrevivir sólo gracias a su fuerza de ánimo que la empuja a trabajar incansablemente. Algunos años después, en 1954, muere su hija Magda; tras este nuevo luto la escritora vivió apartada de la vida pública acompañada de sus nietos y biznietos. Su fuerza polémica vuelve a aparecer en contadas ocasiones en las que toma la palabra contra la política de Franco. Enferma de cáncer, falleció en Ciudad de México en 1968.
Margherita Bernard
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