Celsia Regis es el seudónimo que eligió Consuelo González Ramos a la hora de dedicarse a su extensa labor de escritora y periodista. En contadas ocasiones también firmó con otro: Doñeva de Campos.
Los datos biográficos que a ella se refieren son muy escasos y muy borrosos. No se sabe si nació en Valladolid o Zamora, ni cuándo.
Hizo estudios de magisterio en la escuela Normal de Valladolid y luego en Francia. En 1909 embarcó voluntariamente a África como enfermera y estuvo en Melilla en 1911 y 1912, durante la guerra de Marruecos (Campaña del kert). Colaboró con la prensa africana durante cinco años y escribió, a raíz de su estancia en Melilla, el libro La mujer española en la campaña del kert (1912), firmado como Doñeva de Campos. Fue la primera colaboradora del periódico local El telegrama del Rif y escribió una serie de artículos bajo el título “Retrato del Hospital del Docker”.
Quizás la labor más destacada de Celsia Regis sea la fundación y dirección, en 1917, de La Voz de la Mujer, “Órgano del Feminismo Español y Revista del Hogar”, publicación que dirigió hasta el cierre, en 1931, y que desde 1925 había pasado a ser semanal. La revista se publicaba en la imprenta del Bazar Obrero, obra pía impulsada por la condesa de San Rafael protectora de la autora; dentro del panorama editorial de la época, La Voz de la Mujer constituye un caso excepcional ya sea por la continuidad de su publicación, ininterrumpida entre 1925 y 1931, ya sea por la cantidad de páginas y de artículos que formaba cada número. Celsia Regis fue una de las pocas directoras de periódicos de la época y añadió a esta actividad una participación muy activa en el asociacionismo femenino moderado. En 1918 funda la primera asociación feminista de Madrid, es decir la Asociación Nacional de Mujeres Españolas (ANME), y en 1919 la Federación Internacional Feminista. En 1924 crea la Unión del Feminismo Español, cuyo estatuto y programa se publicó en La Voz de la Mujer en 1924. La Unión, desde una postura conservadora y patriótica, se declaraba apolítica, tenía una aspiración ecuménica y se proponía juntar todos los grupos feministas españoles de diferentes orientaciones; su objetivo consistía en superar diferencias y sumar esfuerzos para reivindicar la igualdad jurídica entre hombre y mujer, la reforma de los códigos legales, el acceso al mercado laboral y profesional y generar una conciencia femenina. Celsia Regis utilizó, para definir el feminismo en el que creía, la etiqueta “feminismo feminista” o “feminismo blanco”, como síntesis del rojo socialista y del negro católico.
Dentro de las numerosas actividades impulsadas por la revistas destaca, en 1920, la creación de la Escuela de Tipografía, cuyo alumnado era en su mayoría femenino, y para la que obtendrá de Primo de Rivera el derecho femenino de trabajar en imprentas. Además, en 1927, creó también la Escuela Profesional de Periodistas.
Otra actividad a la que se dedicó Celsia Regis, a través de La Voz de la Mujer, fue la creación de una Granja Agrícola Femenina: para informar sobre sus actividades, multiplicó los esfuerzos de la redacción y en 1928 añadió a la revista el suplemento “Las subsistencias”.
En 1925 fundó también “La Casa de la Mujer”, institución parecida al Lyceum Club Femenino – al que en ocasiones criticó definiéndolo “centro de reunión para fumar” -, y a partir de ese mismo año fue concejala suplente del Ayuntamiento de Madrid; de este cargo luego se la elevaría al de teniente de alcalde. Es probable que su nombramiento se debiera a las palabras de elogio que, desde las páginas de su revista, tributó al regimen de Primo de Rivera. En estos años publica Isabel la Católica (1923), La vida y corte de España (1924) que incluye 173 biografías de mujeres célebres nacidas en Madrid, La mujer en los municipios (1925), y la novela Ideales de amor (La Perla Negra) de 1928.
Celsia Regis representó el ala conservadora del feminismo, católico pero independiente de la jerarquía eclesiástica, apolítico pero patriótico: al estudio del sentido histórico, religioso y social de la figura de Isabel la Católica, considerada modelo ideal de mujer para todas las españolas, y a la propuesta de su beatificación nuestra autora dedicó muchos artículos en La Voz de la Mujer e incluso dos suplementos. Se mantuvo aislada dentro del movimiento que, ya a partir de 1920, en ocasión del VIII Congreso de la Alianza Internacional para el Sufragio de la Mujer en Ginebra, experimentó muchas polémicas sobre quién tenía que representar a España en el extranjero, abriendo pasos a futuras discrepancias y divisiones.
La larga y fecunda experiencia de La Voz de la Mujer termina justo cuando empieza la etapa republicana, puesto que su fundadora ya no encuentra el apoyo de las mujeres más representativas, y esto se suma a las dificultades encontradas a lo largo de los años en aunar los esfuerzos de las feministas conservadoras y de las progresistas.
De las sucesivas actividades de Celsia Regis nada se sabe, así como se desconoce la fecha y el lugar de su fallecimiento.
Ivana Rota
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